Flechazos, chicos perfectos,
principes azules y frágiles princesas.
Chicas rubias, altas y delgadas,
mujeres sumisas, maltratadas y felices.
Al amor como cosa de un hombre y una mujer,
medias naranjas,
dependencia,
gente incompleta,
demonios en cuerpos de hombres y mujeres que pensaban diferente.
¿A quién se le ocurriría la idea de que el amor era cosa de sexo y no de almas, que necesitabamos a alguien para autocompletarnos, que teníamos que seguir un canon de belleza para ser bonitas y felices?
¿Quién nos metió aquellas sucias y falsas ideas en la cabeza sobre el amor y la belleza cuando apenas eramos unos pobres e inocentes críos?
Mentiras,
mentiras adornadas,
pero mentiras.
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