Sentirse diferente, rara, incómoda con la gente que le rodeaba.
Eso era lo que le pasaba a ella. Desde bien pequeña le habían gustado cosas muy distintas al resto y había crecido de forma diferente a las que se consideraban sus amigas. Desde bien pequeña había sido criticada por las chicas por gustarle el fútbol y no sentarse en una escalera a apuntar normas, había sido criticada por disfrutar de su propia vida como a ella le gustaba, por hacer cosas con las que se consideraba a gusto.
Desde bien pequeña había sido excluida e insultada con insultos como "marimacho" "eres un chico", insultos que a simple vista parecen pequeños pero, que cuando apenas tienes siete años te marcan y te dejan echa polvo.
Ella siempre se había considerado "diferente y especial" como la decía su entrenadora pero, había veces que no le gustaba ser tan diferente al resto, había veces que se odiaba a si misma por todas las cosas que le sucedían.
"Es que eres una exagerada" "ala chico, que no ha sido para tanto" "¿pero por qué te mueves tanto al reírte" "¡deja de hacer aspavientos!" le decían y ella, aunque tan solo fuera a broma o por su propio bien, se los tomaba a mal, se sentía frágil, pequeña, inútil.
Sentirse rara, diferente a la gente que la rodeaba, ya se había convertido en costumbre pero, no por eso había dejado de doler.
Perdida.
+No encuentro el camino, no se salir de aquí, no entiendo el destino, veo que me perdí.
-Si te perdiste búscate, no hay otra solución, encuentrate entre tus lágrimas, y dile adiós al perdón.
-Si te perdiste búscate, no hay otra solución, encuentrate entre tus lágrimas, y dile adiós al perdón.
miércoles, 5 de agosto de 2015
Diferente, rara.
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