Pérdidas. Unas quizás más importantes que otras. Nos pasamos la vida perdiendo cosas, gente, unas nos marcan, otras, no nos damos apenas cuenta de que las hemos perdido. Pero, las que marcan, marcan de verdad, y duelen, joder si duelen.
A lo largo de tu vida pierdes gente imprescindible para ti, para tu día a día, y las pierdes, con el tiempo, sin poder hacer nada o simplemente sin darte cuenta pero, cuando ocurre, cuando te das cuenta de que esa persona ya no está contigo la echas de menos, la echas muchísimo de menos, te jode su pérdida, le das vueltas, no sabes que hacer para que vuelva, tientas a escribirla pero, luego borras el mensaje y le das para atrás, por orgullo quizás, o simplemente porque piensas que, si ya no estais juntas, es por algo, pero el pensar eso llega a dolerte todavía más.
Personas que te marcan cuando llegan y cuando se van, pero que preferirías que no se hubieran ido, que preferirías que se hubieran quedado, acompañandote en el largo trayecto de tu vida, que no hubieran cambiado de tren, y que si lo hubieran hecho que hubiese sido contigo, a tu lado, con tus más y con tus menos, con tus risas y tus lágrimas, con cada cambio, cada tontería, con todo, que preferirías que se quedaran siempre.
Pérdidas, pérdidas innecesarias en el fondo, pérdidas que a nadie le gustan y a nadie les hacen ningún bien, pérdidas dolorosas, pérdidas que nunca olvidas y que en el fondo siempre recordarás, en algún lugar de tus recónditos recuerdos.