Perdida.

+No encuentro el camino, no se salir de aquí, no entiendo el destino, veo que me perdí.
-Si te perdiste búscate, no hay otra solución, encuentrate entre tus lágrimas, y dile adiós al perdón.

domingo, 3 de mayo de 2015

Se acabó.

Se secó las lágrimas y se levantó de la cama. Encendió el ordenador como solía hacer amenudo y se puso a escribir en su blog. Escribió sobre las pocas alegrías que llegaban de vez en cuando a su vida, sobre aquellas múltiples tristezas que pasaban muy de vez en cuando a saludarla y sobre el sufrimiento. Ecribió sobre el pasado y una ves hubo acabado escribió sobre el futuro, un futuro al que no le veía una buena salida.
Tras un par de párrafos rompió nuevamente a llorar. Su vida era una auténtica mierda, los días le iban de mal en peor y sus pensamientos la abrumaban. Le daba la sensación de que acabaría sola. Se hacía la fuerte delante de aquellos quienes, cuando la necesitaban, decían ser sus amigos. No le gustaba sentirse débil. Su única forma de olvidar por un momento todo y sonreir era el baloncesto, el simple echo de meter una insignificante pelota naranja por un aro del que colgaba una red la hacia feliz asi que, eso hizo. Se puso las deportivas y salió al patio. Hacía frío. No le importó. Tiró y tiró a canasta hasta que no pudo más y se sentó en el suelo. Reflexionó. Reflexionó y pensó el por qué de todo lo que le pasaba. Se le ocurrió que podría ser por el físico "no, imposible" se dijo. Ya había tenido problemas con eso y sus padres se estuvieron planteando llevarla al psicólogo. No podía ser por eso, no. Algo era pero, ¿qué? ¿Qué había hecho? "¿Sacar buenas notas?" Se preguntó. Tampoco era eso. Pero, ¿entonces? ¿Qué era? Lo había probado todo: había cambiado su forma de ser en más de una ocasión, había bajado sus notas, había adelgazado.. ¿y si...?¿Y si era simplemente por ser ella? No podía ser. Algo no cuadraba. Reunía casi todas las buenas cualidades y se esforzaba por conseguir ser las que no era pero, no era fácil. La gente se reía o le daba la espalda. Poca gente la apoyaba y ser un paño de lágrimas para algunos no le servía para que esos algunos lo fueran para ella.
Entonces se le ocurrió la solución a todos sus problemas. Subió a su habitación y rebuscó entre los cajones. Sacó algo parecido a una fotografía y escribió algo en el dorso. Recogió su cuarto y colocó la mochila. Sobre la cama dejó una caja con cosas que dar. Apagó el ordenador y sobre la mesa dejó en un post-it escritas las contraseñas de sus redes sociales, de su móvil y de su caja fuerte. Lo dejó todo colocadito, se arrimó al balcón, cogió aire y se dejó caer. No dijo adiós porque no necesitaba despedirse de nada. Solamemte de alguien. Pero, eso ya lo había echo hacía mucho.

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