Y ahí estaba ella, sentada sobre su pupitre, fingiendo atender y copiar apuntes mientras tan solo dibujaba y pensaba.
Un par de lágrimas hacía ya rato que habían optado por salir a la luz y mostrarse, aunque no le gustara no había podido evitarlo, el mero hecho de tenerle a un escaso metro y por puro orgullo no atreverse a hablarle le mataba poco a poco, día a día. No le gustaba sentirse débil y, por eso, siempre se había reservado las oscuras noches para llorar pero, aquella vez no había podido evitarlo.
No, no estaba pasando por un buen tramo de su vida, las cosas empezaban a complicársele cada día más y, en ocasiones, le era hasta complicado no mostrar su lado débil o sus sentimientos.
Odiaba sentirse el punto de atención pero, a su vez, odiaba que la gente no se fijara en ella. Sí, era algo contradictorio pero, era así.
Ya ni la música le calmaba y echaba de menos algún traguito de alcohol o algún cigarro, los cuales llevaba tiempo sin probar. Si ni Melendi, ni Extremoduro, ni Green Day habían conseguido calmarla y hacerla parar de llorar, era que nada ni nadie podía, bueno, sí, en verdad alguien sí, aquel por el que lloraba, aquel por el que sufría, aquel que seguía considerando su mejor amigo aunque pareciera que su amistad hubiera acabado, aquel al que tanto quería como amigo, pero como nada más.
Perdida.
+No encuentro el camino, no se salir de aquí, no entiendo el destino, veo que me perdí.
-Si te perdiste búscate, no hay otra solución, encuentrate entre tus lágrimas, y dile adiós al perdón.
-Si te perdiste búscate, no hay otra solución, encuentrate entre tus lágrimas, y dile adiós al perdón.
sábado, 23 de mayo de 2015
A un escaso metro
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