Perdida.

+No encuentro el camino, no se salir de aquí, no entiendo el destino, veo que me perdí.
-Si te perdiste búscate, no hay otra solución, encuentrate entre tus lágrimas, y dile adiós al perdón.

miércoles, 27 de mayo de 2015

Hasta aquí.

'Y que no dejaré caer mis lágrimas por alguien que no las merezca. Que sonreiré aunque no esté contenta por el mero echo de joder a los que no quieran que lo haga y agradar a los que si. Que ya no voy a hundirme por dentro porque los resultados no hayan sido los esperados. Que a partir de ahora me limitaré a vivir mi vida y no la de los demás, y lo haré a mi manera porque el ser yo misma me ayudará a ver a la gente y a todo lo que me rodea como yo quiera y no como digan los demás que hay que hacerlo. Porque a veces, creemos que la gente no tiene sentimientos y no es así y sin darnos cuenta hacemos daño al que nos ayudó y apoyó.'

Dedicado a dos amigas mías que lo han pasado muy mal por culpa de la gente pero, que yo sé que pueden con todo lo que se les ponga por delante

sábado, 23 de mayo de 2015

A un escaso metro

Y ahí estaba ella, sentada sobre su pupitre, fingiendo atender y copiar apuntes mientras tan solo dibujaba y pensaba.
Un par de lágrimas hacía ya rato que habían optado por salir a la luz y mostrarse, aunque no le gustara no había podido evitarlo, el mero hecho de tenerle a un escaso metro y por puro orgullo no atreverse a hablarle le mataba poco a poco, día a día. No le gustaba sentirse débil y, por eso, siempre se había reservado las oscuras noches para llorar pero, aquella vez no había podido evitarlo.
No, no estaba pasando por un buen tramo de su vida, las cosas empezaban a complicársele cada día más y, en ocasiones, le era hasta complicado no mostrar su lado débil o sus sentimientos.
Odiaba sentirse el punto de atención pero, a su vez, odiaba que la gente no se fijara en ella. Sí, era algo contradictorio pero, era así.
Ya ni la música le calmaba y echaba de menos algún traguito de alcohol o algún cigarro, los cuales llevaba tiempo sin probar. Si ni Melendi, ni Extremoduro, ni Green Day habían conseguido calmarla y hacerla parar de llorar, era que nada ni nadie podía, bueno, sí, en verdad alguien sí, aquel por el que lloraba, aquel por el que sufría, aquel que seguía considerando su mejor amigo aunque pareciera que su amistad hubiera acabado, aquel al que tanto quería como amigo, pero como nada más.

sábado, 16 de mayo de 2015

Algo llamado ADOLESCENCIA

No lo entiendo, ¿por qué te tiraste? ¿por qué no me hiciste caso? ¿por qué accediste? ¿Por qué eres tan sumamente gilipoyas de hacer el tonto para llamar la atención o por dinero? ¿por qué? ¿por qué pasas de mi y de los que realmente se preocupan por ti, por tu bienestar?
No lo entiendo, ¿por qué cuando estás solo conmigo eres alguien totalmente distinto a cuando estás con los amigotes? No, no me gustas pero, eso no significa que no me importes, que sí joder, que sí, que eres mi mejor amigo, ¿esque eso ahora no es suficiente para preocuparte por alguien, por su vida o pir su seguridad? ¿por qué vivimos en una sociedad tan sumamente absurda? ¿eh? ¿por qué? No entiendo nada, me encuentro perdida o, más bien, no me encuentro. No sé ni quién soy, ni dónde voy, ni qué tengo. No me entiendo ni a mi misma, ni a mi mente, como para entender el mundo con toda su complejidad, como para entender tu mente, es difícil, o eso creo. Hay gente que domina la materia y hay gente que no, como con todo y, resulta que yo, en este caso soy nula, no sé hacer nada bien, me siento inútil, idiota. Pero, ¿por qué yo? ¿por qué no puedo entender? ¿por qué no sé qué te pasa?
¿por qué he de estar enfadada contigo? ¿por qué? No me gusta estarlo pero, a su vez no puedo evitarlo ¿por qué? No lo entiendo.
El querer saber y no poder me mata, me fatiga, me fulmina, me cansa, me entristece y me enfada.

lunes, 4 de mayo de 2015

Miedo.

Salió a la calle, necesitaba huir, alejarse, de su lugar, de su casa, de todo lo que le era familiar y guardaba alguna relación con ella. Se subió en el primer tren que pasó, le daba igual hacia donde se dirijiera y, se bajó una vez le pareció que estaba lo suficientemente lejos de su casa.
Tenía miedo, miedo a lo que pensaran de ella y a lo que le hacían creer que era, un monstruo.
Tenía miedo de sí misma y de la gente que la rodeaba, le gustaba estar sola, libre, sin ataduras pero, tenía miedo a sentirse sola.
Corrió, corrió a lo largo del camino que se dibujaba en el suelo entre árboles, hierba y tierra. Tenía frío, aunque no era un frío cualquiera pues estaba en pleno verano, eran más bien oleadas de aire, escalofríos que le llegaban como a calambrazos y la recorrían el cuerpo de arriba a abajo.
Sentía el miedo, el miedo que se le metía en las entrañas pero, ¿miedo a qué? se preguntaba. A la soledad quizás, se decía. No lo sabía exactamente, en verdad, eran tantas cosas las que le aterraban que hacía tiempo ya que había perdido la cuenta, y su corazón había dejado de responder a razones. Intentaba convencerse a si misma de que todo aquello a lo que temía eran tan solo fruto de su imaginación, de que sus miedos nunca se cumplirían pero, ella sabía que no era así y nunca se sonaba lo suficientemente convincente como para dejar de temer a todo eso.
Ella sabía que tarde o temprano acabaría sola, que todos sus supuestos amigos la dejarían de lado , que los amigos que lo eran de verdad acabarían por asquearla y odiarla, y que debido a todo lo que hacía mal haría daño a la gente que la rodeaba y arropaba diariamente, a esos que decían quererla y a los que, ella realmente estimaba mucho. Solo el pensar en eso la hacía ponerse a llorar, no lo gustaba ver a sus seres queridos sufrir y, menos aún por su culpa.
Entró en un local llamado la sala del grito o del relax para desahogarse, eligió una habitación rodeada de espejos como las de las bailarinas, se miró y se gritó. Se odiaba a sí misma, se tenía miedo y no la gustaba como era.
Observó cómo las lágrimas salían cada vez más deprisa y con mayor cantidad de sus diminutos ojos, y cómo su largo y rubio cabello le bajaba alborotado por los hombros. Decidió cogérselo en una coleta, suelto le molestaba y, así estaba mucho más cómoda. Una vez se lo hubo recogido pudo verse mejor la cara "vaya asco" pensó. Odiaba su pelo, vale, sí, el pelo no era precisamente lo más odioso de su ser pero, no le gustaba, le impedía ver con claridad aquel mundo de mierda que, al parecer, se había puesto en su contra. Volvió a mirarse al espejo y puso una expresión de asco hacia ella misma, hacia su persona. Lloró, no se gustaba a sí misma y, estaba segura de que tampoco les gustaba al resto, estaba harta, de sufrir y verse sufrir a sí misma, se daba pena.
Observó fijamente la figura que el espejo mostraba frente a ella con su reflejo y se dijo"hasta aquí hemos llegado" "esto no puede seguir así" "se acabó el sufrir por los demás". Las lágrimas terminaron de brotar y por un momento se sintió aliviada, aunque, este fuera mínimo.

Blanco o Negro.

Blanco o negro le decían.
¿Y por qué no gris? Se preguntaba ella continuamente.
Las respuestas no llegaban y su corazón cada día que pasaba se dividía más.
Esa triste elección le llevaba martirizando a lo largo de su bastante poco preciada vida.
Cuando era pequeña esta situación se le presentaba a la hora de elegir juguetes para Navidades, juegos, etc. O elegía una cosa o elegía la otra pero nunca podía elegir ambas a la vez y eso le hacía llorar.
Según fue creciendo, se dio cuenta de que esas elecciones que tanto la preocupaban, eran mínimas.
Poco a poco tuvo que ir eligiendo sobre asuntos de mayor complejidad y, a ella nunca le había gustado elegir, siempre que tenía que hacerlo temía equivocarse o cagarla, tenía miedo de defraudar a aquellos que la rodeaban.
Un mal día le llegó la peor de todas las elecciones, una muy amiga suya la dijo "si te vas con ella, no te me acerques". Aquella frase la dejó marcada, lloró toda la noche y, cuando por fin pareció que sus ojos ya no podían soltar más lágrimas una nueva oleada cayó. Su almohada se convirtió como muchas otras noches en su único consuelo, su diario secreto. Si algún día la almohada hablase y contase todas las noches que había sufrido con ella nadie se lo creería, nadie nunca habría pensado que la iba tan mal ya que siempre una sonrisa había disfrazado su rostro.
Ella no quería elegir; blanco o negro se decía pero, ¿por qué no gris? se lamentaba. Si elegía al blanco, se alejaría del negro y viceversa y, es que ambas habían llegado a ser tan importantes en su vida que, no podía elegir, no podía limitarse a perder a una de sus mitades.
Se preguntó qué había hecho para acabar en aquella situación, entre la espada y la pared. "No es culpa tuya" intentaba decirse a sí misma frente al espejo pero, el sentimiento de culpabilidad era mayor aún por momentos.
Se cuestionó cómo dos personas que juntas habían llegado a ser inseparables ahora podían odiarse tanto entre ellas; cómo dos que habían llegado a ser uno volvieran a ser dos; cómo el gris había podido convertirse en tan solo blanco y negro.
Preguntó a sus amigas qué hacer, cómo solucionar aquello y éstas, que nunca se habían visto en aquella situación, no sabían que decirla cómo ayudarla.
Unas se limitaron a no responder, otras a apoyarla hiciera lo que hiciera y alguna la dijo: " está claro, ponerte en esa situación no es de ser precisamente una buena amiga. Sabes qué tienes que hacer, otra cosa es que no quieras" Aquellas duras palabras la hicieron llorar aún más. Sí, tenía razón pero, una persona que tanto la había aguantado merecía otra oportunidad. Lo que sus amigas no entendían era que tanto blanco como negro la habían apoyado tanto que era incapad de elegir, no podía dejar a ninguna de lado porque, se vería medio vacía.
A la mañana siguiente se iba y, no quería marcharse sin antes haber arreglado aquello, ni haberse despedido o dicho adiós a esas muchachas que una vez tanto la habían aportado y de una sola tirada tanto la hicieron entristecer y llorar.
Todas aquellas risas y momentos vividos junto a ellas se habían perdido por culpa de un mal entendimiento, de una tonta discusión que las había enfrentado y que las había separado de ella. 
Las horas pasaban y la autoestima de la pequeña iba a peor, cada vez se sentía más culpable y eso la estaba matando, en un par de horas ella marchaba y aun no había solucionado nada, no, no estaba dispuesta a irse a su ciudad para no volver hasta el verano sin antes hablar con ellas, sabía que si no lo hablaban ella, ya no solo las echaría en falta sino que, también se sentiría mal y muy culpable por todo lo sucedido, aun sin tener culpa de nada.
Ella tan solo buscaba una respuesta, las lágrimas resbalaban por sus mejillas, lloraba en silencio oculta en el servicio.
Entonces su mano vibró, una, dos, hasta tres veces, eran mensajes de Negro, entrando en razón e intentando disculparse poniendo pequeñas escusas. Las lágrimas dejaron de salir de sus pequeños ojos y una media sonrisa empezó a dibujársele, no era una sonrisa entera porque aún le faltaban respuestas de blanco, necesitaba saber que opinaba frente al asunto, si estaba dispuesta a hablar con negro para arreglarlo, para solucionar un conflicto que las estaba distanciando cada vez más y más.
Estaba cansada, había dormido poco y mal comiéndose la cabeza, llorando y buscándole respuestas a ese maldito tema que la estaba matando, poco a poco.
Su cuerpo, que hasta aquellos momentos se había mantenido despierto y atento a todo lo que le rodeaba en aquellos instantes empezó a flaquear y a sentirse cansado. Parecía como si hasta que su mente no se hubiese relajado su cuerpo no lo había hecho
Su móvil volvió a vibrar, era blanco, esperaba que si que estubiera dispuesta a solucionar las cosas ya que en parte, se había metido en aquel lio por ella, por defenderla, por luchar por su nombre.
Por ella casi había perdido a otra gran amiga, pero, lo que había hecho no era ni la mitad de lo que hubiera estado dispuesta a hacer.
Por su gente, estaba dispuesta hasta a matar porque, si había algo que no soportaba era que sus seres queridos estuvieran pasandolo mal. A veces, este comportamiento tan propio de ella la hacía sufrir y llorar pero, eso no la importaba realmente.
Leyó el mensaje y se llevó una gran satisfacción, blanco había aceptado. Sonrió, pero esta vez de forma absoluta y completa. Hablaron durante minutos, quizás horas, la tristeza, la duda, la inseguridad, la soledad y el dolor habían desaparecido y la felicidad se habría paso entre miles y miles de lágrimas.

domingo, 3 de mayo de 2015

Quizás.

Quizás estaba rota y nadie lo veia. Puede que incluso fuera una rosa marchita. Nadie se daba cuenta pero ella sufría. Sufría el dolor de amar y no ser correspondida, el de no ser comprendida por nadie y el de aquella espina que cada día más se hundía en el fondo de su ser, de su alma, de su todo. Él era quien realmente le sacaba una sonrisa diaria, con sus bromas, con sus chistes, con sus tonterias y con los absurdos comentarios que habitualmente hacía. Pero, a pesar de ello él no la quería. Ella a él si pero, no era correspondida. Cada vez que la miraba, se sonrojaba y apartaba la mirada. Le costaba sostenerse en pie cuando él estaba cerca, las piernas le temblaban y su cuerpo flojeaba. Nadie se daba cuenta. Ni él, ni sus amigos, ni su familia, ni nada pero ella estaba rota y había perdido el rumbo de su vida.

Sola.

La lluvia resonaba contra el cristal mientras ella, como de costumbre miraba el móvil con recelo esperando algún mensaje. De alguien, de quien fuera. Nunca llegaba nada. Sus padres creían que le tenía mucho vicio al móvil, lo que no sabían era que ella no hablaba con nadie si no escribía. Escribía sobre lo que en aquellos momentos se le pasaba por la cabeza, cualquier cosa: la soledad, el sufrimiento, la alegría, el dolor.. Escribía para dejar plasmado lo que sentía y el como se sentía en alguna parte, para desahogarse y no retenerlo todo para si. Pero eso no era suficiente, ella se sentía sola. Sentía que, cada vez más a menudo, sus amigos o supuestos amigos pasaban de ella, que ya nadie la entendía, que todo su sacrificio nunca servía de nada. Sentía que los días cada vez eran más cortos y las noches llorándole a la almohada más largas, que su luz poco a poco se le apagaba y que nunca volvería a ser tan feliz como cuando era pequeña, que su cuerpo no podía soportar tanto dolor. Practicar deporte ya no le era suficiente para calmarse y las sonrisas cada vez eran más forzadas. Sus notas bajaban y ella no sabía que hacer para pararlo todo. El tiempo pasaba y ella seguía viviendo lo mismo. Para ella los días y las noches no pasaban, se le repetían. Todo era igual, nada cambiaba. Los días se le repetían y el sufrimiento continuaba.

Positividad.

Ella se sentía débil, como cualquiera en su situación pero,la verdad es que era la persona más fuerte que cualquiera había conocido. Había superado tres cánceres de mama y cada medio mes tenía que hacerse pruebas. Sus relaciones nunca habían sido acertadas por culpa de su mala suerte pero nunca lloraba, ni se dejaba ver en momentos de debilidad. Tenía que hacer ver a sus seres queridos que ella era fuerte para que a ellos les fuese menor la carga. No le gustaba verlos sufrir por ella.
Entró en la sala y como siempre la mandaron quitarse la camiseta y el sujetador, además de cualquier objeto metálico. Situó su pecho izquierdo en el escáner, esperó unos segundos, lo retiró y se volvió a vestir. Salió de la sala con la cabeza bien alta y con paso firme. No había sido para tanto, se dijo. Ya no tendría que volver hasta pasados seis meses. Era feliz, por lo menos en aquel momento, al pensar que tendria seis meses de libertad, y eso era lo realmente importante, la positividad.

Los amigos.

¿Que que es realmente un buen amigo para mi? Un buen amigo para mi es esa persona que está ahí aun sin estar, que no te falla y que cuando lo hace sabe como disculparse y remediarlo. Un buen amigo es aquel que a pesar de no saberlo todo sobre ti siempre atina porque conoce tu forma de ser, de pensar, y de hacer las cosas. Un buen amigo es alguien que te quiere y que no pone límites a lo que hace por ti, porque un buen amigo está dispuesto a sacrificar hasta su dignidad por los que quiere. Yo sé, que no siempre soy una gran amiga o la mejor amiga y esque desde luego de las grandes amigas ahora mismo pocas quedan. El intentar serlo ya es mucho y el conseguirlo es el triple. Lo malo esque a veces cuesta mucho ser una gran amiga cuando el otro o la otra te lo pone dificil y no lo es contigo. Yo creo que los amigos son como la familia e igual que la tratamos a esta debemos tratarlos a estos porque los amigos son tu gran familia, una gran familia que no te viene ya desde siempre sino una gran familia que nosotros elegimos. Porque, como muy bien dijo alguien una vez 'los amigos son la familia que elegimos'. Con el paso del tiempo nos vamos dando cuenta de que unos llegan y otros se van y que de aquellos que llegan no todos se quedan pero, los que se quedan, aunque no sean de siempre son los realmente importantes.

Cansada.

Cansada. Cansada de todo. De la gente. Cansada de ti. De que nuestras largas conversaciones que hacian pasar rápidamemte el tiempo se hayan quedado en un para de frases y se acabo. Cansada de que ya no tengamos temas de los que hablar y cansada, sobretodo, de que ya no hablemos todos los días como antes hacíamos.
Estoy cansada de ya no oirte y solamente leerte. Estoy cansada de todo lo que nos pasa en general. De que ya no sean las cosas como antes y que nuestra relacion siga yendo a peor con el paso de los días mientras mis sentimientos se mantienen constantes o aumentan.
Estoy cansada de la mierda de vida que llevo. De que mis problemas se sumen poco a poco. De que mi corazón y mi cerebro siempre me hagan pasarlo mal y sufrir. De que mi almohada esté empapada y de que nadie más sepa lo que me ocurre.
Estoy cansada de no saber expresar mis sentimientos y de guardarmelos todos para mi.
Estoy cansada de tantas cosas que me cuesta nombrarlas todas pero, si que puedo expresarlas con unas.pocas palabras: "tu y tus jodidas ganas de que todo acabe mal".

Se acabó.

Se secó las lágrimas y se levantó de la cama. Encendió el ordenador como solía hacer amenudo y se puso a escribir en su blog. Escribió sobre las pocas alegrías que llegaban de vez en cuando a su vida, sobre aquellas múltiples tristezas que pasaban muy de vez en cuando a saludarla y sobre el sufrimiento. Ecribió sobre el pasado y una ves hubo acabado escribió sobre el futuro, un futuro al que no le veía una buena salida.
Tras un par de párrafos rompió nuevamente a llorar. Su vida era una auténtica mierda, los días le iban de mal en peor y sus pensamientos la abrumaban. Le daba la sensación de que acabaría sola. Se hacía la fuerte delante de aquellos quienes, cuando la necesitaban, decían ser sus amigos. No le gustaba sentirse débil. Su única forma de olvidar por un momento todo y sonreir era el baloncesto, el simple echo de meter una insignificante pelota naranja por un aro del que colgaba una red la hacia feliz asi que, eso hizo. Se puso las deportivas y salió al patio. Hacía frío. No le importó. Tiró y tiró a canasta hasta que no pudo más y se sentó en el suelo. Reflexionó. Reflexionó y pensó el por qué de todo lo que le pasaba. Se le ocurrió que podría ser por el físico "no, imposible" se dijo. Ya había tenido problemas con eso y sus padres se estuvieron planteando llevarla al psicólogo. No podía ser por eso, no. Algo era pero, ¿qué? ¿Qué había hecho? "¿Sacar buenas notas?" Se preguntó. Tampoco era eso. Pero, ¿entonces? ¿Qué era? Lo había probado todo: había cambiado su forma de ser en más de una ocasión, había bajado sus notas, había adelgazado.. ¿y si...?¿Y si era simplemente por ser ella? No podía ser. Algo no cuadraba. Reunía casi todas las buenas cualidades y se esforzaba por conseguir ser las que no era pero, no era fácil. La gente se reía o le daba la espalda. Poca gente la apoyaba y ser un paño de lágrimas para algunos no le servía para que esos algunos lo fueran para ella.
Entonces se le ocurrió la solución a todos sus problemas. Subió a su habitación y rebuscó entre los cajones. Sacó algo parecido a una fotografía y escribió algo en el dorso. Recogió su cuarto y colocó la mochila. Sobre la cama dejó una caja con cosas que dar. Apagó el ordenador y sobre la mesa dejó en un post-it escritas las contraseñas de sus redes sociales, de su móvil y de su caja fuerte. Lo dejó todo colocadito, se arrimó al balcón, cogió aire y se dejó caer. No dijo adiós porque no necesitaba despedirse de nada. Solamemte de alguien. Pero, eso ya lo había echo hacía mucho.