Perdida.

+No encuentro el camino, no se salir de aquí, no entiendo el destino, veo que me perdí.
-Si te perdiste búscate, no hay otra solución, encuentrate entre tus lágrimas, y dile adiós al perdón.

sábado, 12 de diciembre de 2015

Perdida en mis lágrimas.

No encuentro el camino,
no se salir de aquí,
no entiendo el destino,
veo que me perdí.

Si te perdiste búscate,
no hay otra solución,
encuentrate entre tus lágrimas,
y dile adiós al perdón.

Que no hay mayor dolor
que no saber de uno mismo,
así busca tu identidad,
y perdoname si insisto:

pero no debes estar
tan perdida como dices,
pues capaz te veo de hablar
y limpiar tus cicatrices.

jueves, 3 de diciembre de 2015

Valor.

Cuando todo va mal, nada te sale y te sientes ruin, inútil, desechable; sientes que necesitas acabar con todo, con tu vida, contigo misma;sientes que ya nada tirne sentido en tu vidaby que necesitas acabar con ella.
Y así es como se sentía, se sentía capaz de acabar con todo, con todos, se sentía capaz de dejarlo todo y terminar de una maldita vez con su asquerosa vida... Pero hasta ahí llegaba, no era capaz de nada más que de sentir porque... a la hora de actuar se echaba para atrás, no tenía valor suficiente para nada:  ni para dejar de sufrir con un último dolor, ni como para expresarse abiertamente, ni como para decirle a la persona que quiere y ama lo que realmente siemte... no tenía valor para nada, y ese era uno de sus mayores problemas, uno de los principales generadores de ideas en su contra, uno de los culpables de que su subconsciente actuase como lo hacía y de que prnsase como lo hacía sobre sí misma.
Por tener, no tenía valor ni para pensar y tomar sus propias decisiones, no tenía valor ni para generar una verdadera personalidad basada en lo que realmente sentía y no una falsa y llena de mentiras que se basaba en lo que los demás pensaban e ideaban, una personalidad que había ido generando en forma de muro a lo largo de los horribles años de su vida.
"No puedo seguir así" se decía a si misma, pero no lo cumplía, todo seguía igual, sin cambios, son avances, nada cambiaba y eso le ahogaba.
Para ella era horrible tener que soportar eso todos los días son poder hacer nada al respecto pero, como os he comentado antes, no tenía valor para realizar ningún acto relacionado  con el fin de sus días o el suicidio así que nada en su vida cambiaba, todo permanecía y permanecería igual hasta él fin de sus diosas y ella lo sabía, estaba hasta e iba a acabar sola, las desgracias se le acumulaban.

jueves, 22 de octubre de 2015

saber o no saber, consecuencias.

"A veces es preferible no saber" me dijeron un día pero, el simple echo de pensar que alguien te está ocultando algo o simplemente no te lo quiere contar duele, más aun cuando se trata de la persona que te gusta, la persona a la que quieres.
Cuando uno empieza a oír palabras sueltas, a enlazar acontecimientos, hechos, escuchas y palabras, saca conclusiones, le encuentra un sentido a todo, una solución al enigma, aunque no siempre es la correcta o la que te hubiera gustado que fuera, sino que hay veces que puede que sea falsa o simplemente fruto de tu maldita e inoportuna imaginación pero, al no tener un libreto de soluciones, ni nada con lo que compararlo no sabes si has dado en el clavo o si simplemente te has equivocado. Te pasas los días, las tardes y las noches dándole vueltas, pensándolo... Te despiertas por las mañanas pensando que quizás, solo quizás todo ha sido tan solo una horrible pesadilla, un mal sueño pero, según pasan las horas, le miras a los ojos y el día va tomando su comienzo te das cuenta de que todo era real, que estás hundida, pensando que la persona a la que quieres quiere a otra o mantiene una relación con otro individuo o, lo que es peor, mantienen relaciones de contacto entre sus pieles, entre el calor que desprenden sus cuerpos desnudos al estar juntos... Cuando te das cuenta de todo lo que te está llevando a pensar el simple hecho de que te oculten algo y saques tus propias conclusiones, te sientes mal, triste, el mundo entero se te cae encima, te sientes insegura, desprotegida, débil, que hay algo que no estás haciendo bien, que quizás tendrías que ser de otra manera. Cuando te encuentras en esa situación te entran ganas de coger un cuchillo y decir adiós, de abrir la ventana y tirarte de cabeza al vacío, al final del simple trayecto. Pero entonces piensas que no deberías rendirte, no tan rápido, no así de fácil; intentas levantarte pero no puedes, la masa de tu mente es más pesada que ninguna otra y tus lágrimas no pueden parar de brotar como horribles gotas de lluvia en medio de una tormenta tropical; lo intentas y lo vuelves a intentar pero no puedes, te es imposible, sientes que la cabeza te va a estallar, y en realidad te gustaría que así fuera, necesitas desahogarte pero no sabes ni como ni por qué, ya has intentado tantas cosas... pero claro, no quieres que nadie se vea salpicado con tu mierda y no quieres que nadie sienta lástima por ti y sola en camino y la trayectoria se te hacen más largos, más duros..
Entonces llega la peor de todas las fases, te pones a pensar, a recordar, a mirar atrás en el tiempo, en tu infancia, en lo mal que lo has llegado a pasar y te da un bajón del tamaño de una galaxia, lloras más y más, las lágrimas son inagotables y ya ni te puedes calmar, la bomba ha estallado. Si alguien te encontrara en esa situación, probablemente no sabría distinguir entre tus rostro y tus lágrimas.
No se te ocurren soluciones positivas, o sí, para ti lo son pero, probablemente para el resto del mundo no; el dolor físico puede llegar a calmarte, sí, pero a su vez, puede tener en ti el efecto contrario: psicólogos, gente que te mira como si estuvieses loca o enferma, todo el mundo encima tuya continuamente...
Optas por otra opción bastante más sencilla, más fácil, sin efectos rebotes la forma con la que acabar con todo, rendirse y decir adiós. En ocasiones es doloroso sí, pero nada insoportable, de hecho, el dolor psicológico y mental que se tiene a veces puede ser incluso peor, en realidad es un dolor corto, rápido, un dolor que acaba en el mismo instante que tu vida acaba, que tus problemas acaban. Piensas en la gente que se vería afectada con tu muerte o desaparición de que no hay nadie, absolutamente nadie y lo sabes, así que para dejar el sufrimiento a un lado y acabar haciendo lo que quieres sin molestar a nadie, dejando de llorar y de pasar malos ratos te vas, sin decir adiós, porque no te hace falta, simplemente te vas, para siempre, y ya no hay vuelta atrás.

domingo, 18 de octubre de 2015

Rachas.

"A las malas rachas, las buenas las persiguen" me decían. Hasta que me di cuenta de que todo era mentira, de que en realidad después de estar un año entero día mal sí y día también igual llegaba uno, o dos días buenos a los que, si te apetecía podías llamar buenas rachas pero, que eran tan cortas que no podían ni siquiera denominarse así, que únicamente eran días en los que la suerte había llamado a tu puerta, como cuando te toca la lotería, pero el dinero no dura toda la vida y éste no te da la felicidad, conque la alegría es momentánea, insignificante, prácticamente algo de lo que te acordarás siempre de forma mucho más exagerada. Pues esas "buenas rachas" son iguales, igual de insignificantes, te acuerdas de ellas con alegría pero sabes que en realidad no fueron para tanto. Con el paso de las horas y los dias te vas dando cuenta de que el tiempo se te echa encima y no has tenido suficientes momentos alegres de los que hablar mas adelante a la gente cuando les cuentes tus historias de crío, "si esque tienes a quien contárselo" te dice tu subconsciente, porque sabes que acabarás mas sola que la una. Esos momentos en los que te pones a pensar y te das cuenta de que lo mejor sería decir adiós, hasta luego o más bien, hasta nunca, porque te apetece dejarlo todo y a todos para no volver a ver la luz del sol nunca más.

miércoles, 5 de agosto de 2015

Diferente, rara.

Sentirse diferente, rara, incómoda con la gente que le rodeaba.
Eso era lo que le pasaba a ella. Desde bien pequeña le habían gustado cosas muy distintas al resto y había crecido de forma diferente a las que se consideraban sus amigas. Desde bien pequeña había sido criticada por las chicas por gustarle el fútbol y no sentarse en una escalera a apuntar normas, había sido criticada por disfrutar de su propia vida como a ella le gustaba, por hacer cosas con las que se consideraba a gusto.
Desde bien pequeña había sido excluida e insultada con insultos como "marimacho" "eres un chico", insultos que a simple vista parecen pequeños pero, que cuando apenas tienes siete años te marcan y te dejan echa polvo.
Ella siempre se había considerado "diferente y especial" como la decía su entrenadora pero, había veces que no le gustaba ser tan diferente al resto, había veces que se odiaba a si misma por todas las cosas que le sucedían.
"Es que eres una exagerada" "ala chico, que no ha sido para tanto" "¿pero por qué te mueves tanto al reírte" "¡deja de hacer aspavientos!" le decían y ella, aunque tan solo fuera a broma o por su propio bien, se los tomaba a mal, se sentía frágil, pequeña, inútil.
Sentirse rara, diferente a la gente que la rodeaba, ya se había convertido en costumbre pero, no por eso había dejado de doler.

lunes, 3 de agosto de 2015

¿Qué es estar enamorado?

¿Qué qué es estar enamorado? ¿qué que se siente? no lo sé, supongo que
sientes que cuando estas con él ves el mundo de una forma totalmente distinta, que cuando estás con él todo es mas alegre, que puedes confiar en él para lo que quieras, que necesitas saber qué tal le va, qué es de su vida, hablar con él, reirte con él, llorar con él, que te consuele, que te de su opinión ante la vida...
Que sientes que te encantan sus abrazos, sus saludos improvisados, su forma de ayudarte con lo que te gusta, de apoyarte cuando ni tus propios padres lo hacen, de darte ánimos, de hacerte creer que puedes comerte el mundo, de tranquilizarte cuando te pones histérica o cuando vas borracha, de ayudarte a no hacer las cosas que odias porque sabe que van en contra de tus principios...
Que sientes que cada día lo ves más guapo (aunque al principio te pareciera feo), que tiene un cuerpo de escándalo, que te encantan sus bromas, que se deje pegar por ti, que no se haya quejado nunca de tu peso, que te haga sentir más delgada y más guapa, que nunca te haga ver tus defectos, por muy numerosos que sean...
Que también sientes que cuando estás enfadada con él es como si se te acabara el mundo, que no hubiese nada más, que la vida se te hubiese terminado...
¿Qué que es lo que realmente se siente? no lo sé, es eso, sí, y un millón de cosas más.

sábado, 1 de agosto de 2015

Su realidad.

Se acomodó en la terraza y se encendió un cigarro. Miró a su alrededor pero, no le gustó lo que vio. Al mirar a su alrededor y no haber nadie, se sintió muy sola, sin compañía y, se dio cuenta de que el futuro que la esperaba sería parecido.
Bien cierto era que las cosas habían mejorado desde la última vez que se encontró mal psicológicamente pero, también era bastante cierta la realidad que había vivido a lo largo de toda su vida, la soledad.
Siempre se había visto sola, sin amigos, sin compañía o gente que la apoyase.
Desde bien pequeñita había llorado mucho esa soledad que la rodeaba y que la abrigaba en los días de calor. Nunca le había resultado agradable la noche porque eso significaba irse a dormir y encontrarse su propia realidad tumbada junto a ella.
Ella había madurado de pensamiento mucho antes que el resto de sus amigas y, por eso todas siempre habían confiado en ella pero, ¿ella en quién había podido confiar? En nadie. Esa era su más cruel y absoluta realidad. Siempre que había confiado en alguien la habían acabado engañando.
Con el paso del tiempo la gente llegaba y se iba, pero solamente una persona se quedaba, su mejor amiga, alguien con quien podía hablar de cualquier cosa y en cualquier momento pero, alguien con quien no le servía de mucho hablar teniendo en cuenta que no había vivido ninguna experiencia realmente dura, por eso seguía encontrándose igual de mal o peor por, meter a alguien en sus problemas, alguien que encima no podía hacer nada para solucionarlos o apoyarla.
Sus padres habían sido siempre su único punto de apoyo pero, a su vez alguien a quien le costaba decirles o contarles las cosas puesto que seguían siendo sus padres al fin y al cabo.
Ya cumplidos los 15 conoció a otras dos personas en quien supo que podía confiar pero que, aún así de vez en cuando le fallaban y, que, además no conocían su realidad, su vida, lo que había sido de ella a lo largo de su infancia, lo que le había echo madurar así de pronto, la de palos que se había llevado y por los cuales había decidido que no merecía la pena llorar o lamemtarse, que no merecía la pena mostrarles al resto su dolor o su pena, su sufrimiento, lo que realmente sentía.
Y esa fría tarde-noche de agosto decició y asumió que así seguiría su vida, sola, sin gente que la acompañara, sin nada con ella, sin un bastón en el que apoyarse o un hombro en el que llorar porque, esa era la historia que alguien había escrito por ella y que por mucho que se esforzase no conseguiría cambiar.

Desconocimiento

Ella se dividía, unos días salia con un grupo de gente y otros días con otro, además tenía que tener disponible parte de su tiempo para su novio y sus padres. Muchas veces se le enfadaban porque no iban con ellas, porque dedicaba demasiado tiempo a unos a otros o a los del más allá.
Nadie se daba cuenta de la realidad que estaba viviendo, de que de tanto dedicarle tiempo a los demás no le quedaba tiempo para ella, para sus cosas, para disfrutar de su propia vida, para vivir.
Pasaba tardes llorando pensando en qué había echo mal para merecer todo aquello, para tener que dividirse tanto que no le quedara tiempo para hacer planes con la única compañía de su sombra. "¡Bah! Para eso ya tiene la noche cuando duerme, o la tarde cuando se echa la siesta" Pensaba la gente pero, no era así, en realidad esos momentos que parecían suyos no lo eran y estaban ocupados por sus pensamientos, los cuales iban dirigidos a todo el que estaba cerca suya.
No estaba a gusto ya ni consigo misma, no se gustaba, más bien, se odiaba y, a su vez, odiaba a todo el que la hacía odiarse. Había pasado por muchos palos, se había caído muchas veces pero, todas ellas se había levantado, se había sacudido el polvo y había seguido adelante.
Tenía demasiados problemas pero, el mayor de todos era aquel que menos parecía, sabía que había algo que todos sabían menos ella, no sabía por qué se lo ocultaban, no sabía absolutamente nada pero, a su vez creía saber de que se trataba todo, de ella. Pensaba que la odiaban , que no la querían, que estaban buscando el mejor momento para darle la patada, para echarla pero, no era así. En realidad, no le querían contar nada porque sabían que le haría daño, y que no sabría superarlo aunque, mucho más daño la estaban haciendo al no decirla nada, al ocultárselo y, no solo la hacían daño a ella sino, también a su amistad, la cual se separaba por cada segundo que pasaba ocultándole la realidad.

Así que recuerda:

 

El desconocimiento de las cosas es el peor de los problemas.

 

El saber que has echo algo mal pero no estar segura de qué puede llegar a poder contigo, a separarte de la gente con la que realmente estás a gusto, a hacerte hacer tonterías.

 

El descubrir que hay algo que te ocultan y que saben todos menos tú puede matar tus nervios, descomponerte por dentro.

miércoles, 24 de junio de 2015

Indecisión

Todo empezó en una bonita ciudad ciudad extranjera, pongamos París o Roma por ejemplo.
Empezaron tonteando bastante, los días pasaban y los acercercamientos eran aún mayores, tanto lo fueron que de echo él le dijo un lluvioso día de liarse pero, ella se echó atrás, no sabía exáctamente por qué pero, era su mejor amigo y no quería perder esa preciosa amistad que tanto la llenaba, sí quizás se había pasado tonteando con él y había creado en ambos falsas esperanzas de una relación que realmente no tenía que haber llegado a más que la amistad.
Cuando ella le rechazó él le dio la impresión de que estaba como resentido y en verdad ella pensaba que se había medio enfadado aunque lo negaba continuamente. Empezó a pasarlo regular porque, sinceramente, como con él no estaba con nadie y él la había ayudado mucho con otros chicos y siempre había tenido su hombro para llorar cuando lo había necesitado.
Pero, ella acababa de olvidar a otro chico y él que encima era su mejor amigo, le añadía motivos para no haber echó nada.
Luego, con el pequeño paso de los días, él quiso llamar la atención de la gente y realizó locuras que la hicieron enfadar. Estuvieron una semana y media sin hablarse hasta que lo arreglaron.
Ahí fue cuando see dio cuenta de que no solamente podía ser su mejor amigo (ya era como un hermano para ella) porque ella le había echado muchísimo de menos esa semana y media que estuvieron enfadados y sin hablarse.
Cuando lo arreglaron, todo fue a mejor y la relación entre ellos fue a más y mejor aunque, esta vez, tan sólo como amigos.
Cada día era como que estaba mejor con él, cuando estaba con él el tiempo  pasaba volando y las clases con sus bromas se le hacían mucho más amenas. Además él era el único que realmente le estaba apoyando con las cosas que realmente le gustaban y que le estaba ayudando a conseguir lo que quería...
Todo cuando ella estaba con él era incluso mejor que cuando estaba con sus amigas y había veces que se lo pasaba mejor con él que con nadie.
Él era el único que le entendía y le ayudabacuando le hablaba de sus problemas sin acabar hartándose o salir corriendo y...en general, él siempre era buenísimo con ella y...aunque su atractivo brillaba por su ausencia él tenía ese algo especial que la hacía sentir algo que nunca había sentido con nadie y no estaba nada segura de lo que le estaba pasando.
Necesitaba saber qué pensaba la gente pero no quería contarlo por miedo a qué pensarían a qué la dirían después de haber negado ella, tantas veces como lo había echo, que le gustaba.

lunes, 22 de junio de 2015

¿Amor o amistad?

Una enorme duda le recorría las entrañas. No estaba segura de nada, sabía que algo sentía pero, no sabía que era aquello exactamente.

Cuando estaba a su lado todo eran risas y bromas, el tiempo se le pasaba volando y, no había una tarde igual.

En cambio, cuando no estaban juntos ella sentía la infinita necesidad de hablar con él que pasarlo bien, de reír, de olvidarse de todas sus preocupaciones. Si hablar con él le era complicado, les contaba anécdotas vividas con él al resto de la gente o sus gustos o las grandes tonterías que hacía. 
Si se enfadaban, el mundo entero se le venía abajo y lo pasaba bastante mal.

Ella le quería pero, no estaba segura de cómo. No sabía si todos aquellos sentimientos que se le acumulaban eran tan solo porque era su mejor amigo y, como lo había pasado bastante mal pues sentía que junto a él estaba protegida, que no le pasaría nada porque él la cuidaría siempre. Por otra parte pensaba que, quizás estaba empezando a enamorarse porque, aunque a veces le había gustado alguno, nunca el sentimiento había sido tan terriblemente grande como para denominarlo así. En realidad, ella no sabía qué era enamorarse, no estaba ya segura de nada, lo único que sabía era que aquello era una sensación totalmente nueva que no había vivido nunca y, que en el fondo, le hacía sentir bien y a gusto.



miércoles, 27 de mayo de 2015

Hasta aquí.

'Y que no dejaré caer mis lágrimas por alguien que no las merezca. Que sonreiré aunque no esté contenta por el mero echo de joder a los que no quieran que lo haga y agradar a los que si. Que ya no voy a hundirme por dentro porque los resultados no hayan sido los esperados. Que a partir de ahora me limitaré a vivir mi vida y no la de los demás, y lo haré a mi manera porque el ser yo misma me ayudará a ver a la gente y a todo lo que me rodea como yo quiera y no como digan los demás que hay que hacerlo. Porque a veces, creemos que la gente no tiene sentimientos y no es así y sin darnos cuenta hacemos daño al que nos ayudó y apoyó.'

Dedicado a dos amigas mías que lo han pasado muy mal por culpa de la gente pero, que yo sé que pueden con todo lo que se les ponga por delante

sábado, 23 de mayo de 2015

A un escaso metro

Y ahí estaba ella, sentada sobre su pupitre, fingiendo atender y copiar apuntes mientras tan solo dibujaba y pensaba.
Un par de lágrimas hacía ya rato que habían optado por salir a la luz y mostrarse, aunque no le gustara no había podido evitarlo, el mero hecho de tenerle a un escaso metro y por puro orgullo no atreverse a hablarle le mataba poco a poco, día a día. No le gustaba sentirse débil y, por eso, siempre se había reservado las oscuras noches para llorar pero, aquella vez no había podido evitarlo.
No, no estaba pasando por un buen tramo de su vida, las cosas empezaban a complicársele cada día más y, en ocasiones, le era hasta complicado no mostrar su lado débil o sus sentimientos.
Odiaba sentirse el punto de atención pero, a su vez, odiaba que la gente no se fijara en ella. Sí, era algo contradictorio pero, era así.
Ya ni la música le calmaba y echaba de menos algún traguito de alcohol o algún cigarro, los cuales llevaba tiempo sin probar. Si ni Melendi, ni Extremoduro, ni Green Day habían conseguido calmarla y hacerla parar de llorar, era que nada ni nadie podía, bueno, sí, en verdad alguien sí, aquel por el que lloraba, aquel por el que sufría, aquel que seguía considerando su mejor amigo aunque pareciera que su amistad hubiera acabado, aquel al que tanto quería como amigo, pero como nada más.

sábado, 16 de mayo de 2015

Algo llamado ADOLESCENCIA

No lo entiendo, ¿por qué te tiraste? ¿por qué no me hiciste caso? ¿por qué accediste? ¿Por qué eres tan sumamente gilipoyas de hacer el tonto para llamar la atención o por dinero? ¿por qué? ¿por qué pasas de mi y de los que realmente se preocupan por ti, por tu bienestar?
No lo entiendo, ¿por qué cuando estás solo conmigo eres alguien totalmente distinto a cuando estás con los amigotes? No, no me gustas pero, eso no significa que no me importes, que sí joder, que sí, que eres mi mejor amigo, ¿esque eso ahora no es suficiente para preocuparte por alguien, por su vida o pir su seguridad? ¿por qué vivimos en una sociedad tan sumamente absurda? ¿eh? ¿por qué? No entiendo nada, me encuentro perdida o, más bien, no me encuentro. No sé ni quién soy, ni dónde voy, ni qué tengo. No me entiendo ni a mi misma, ni a mi mente, como para entender el mundo con toda su complejidad, como para entender tu mente, es difícil, o eso creo. Hay gente que domina la materia y hay gente que no, como con todo y, resulta que yo, en este caso soy nula, no sé hacer nada bien, me siento inútil, idiota. Pero, ¿por qué yo? ¿por qué no puedo entender? ¿por qué no sé qué te pasa?
¿por qué he de estar enfadada contigo? ¿por qué? No me gusta estarlo pero, a su vez no puedo evitarlo ¿por qué? No lo entiendo.
El querer saber y no poder me mata, me fatiga, me fulmina, me cansa, me entristece y me enfada.

lunes, 4 de mayo de 2015

Miedo.

Salió a la calle, necesitaba huir, alejarse, de su lugar, de su casa, de todo lo que le era familiar y guardaba alguna relación con ella. Se subió en el primer tren que pasó, le daba igual hacia donde se dirijiera y, se bajó una vez le pareció que estaba lo suficientemente lejos de su casa.
Tenía miedo, miedo a lo que pensaran de ella y a lo que le hacían creer que era, un monstruo.
Tenía miedo de sí misma y de la gente que la rodeaba, le gustaba estar sola, libre, sin ataduras pero, tenía miedo a sentirse sola.
Corrió, corrió a lo largo del camino que se dibujaba en el suelo entre árboles, hierba y tierra. Tenía frío, aunque no era un frío cualquiera pues estaba en pleno verano, eran más bien oleadas de aire, escalofríos que le llegaban como a calambrazos y la recorrían el cuerpo de arriba a abajo.
Sentía el miedo, el miedo que se le metía en las entrañas pero, ¿miedo a qué? se preguntaba. A la soledad quizás, se decía. No lo sabía exactamente, en verdad, eran tantas cosas las que le aterraban que hacía tiempo ya que había perdido la cuenta, y su corazón había dejado de responder a razones. Intentaba convencerse a si misma de que todo aquello a lo que temía eran tan solo fruto de su imaginación, de que sus miedos nunca se cumplirían pero, ella sabía que no era así y nunca se sonaba lo suficientemente convincente como para dejar de temer a todo eso.
Ella sabía que tarde o temprano acabaría sola, que todos sus supuestos amigos la dejarían de lado , que los amigos que lo eran de verdad acabarían por asquearla y odiarla, y que debido a todo lo que hacía mal haría daño a la gente que la rodeaba y arropaba diariamente, a esos que decían quererla y a los que, ella realmente estimaba mucho. Solo el pensar en eso la hacía ponerse a llorar, no lo gustaba ver a sus seres queridos sufrir y, menos aún por su culpa.
Entró en un local llamado la sala del grito o del relax para desahogarse, eligió una habitación rodeada de espejos como las de las bailarinas, se miró y se gritó. Se odiaba a sí misma, se tenía miedo y no la gustaba como era.
Observó cómo las lágrimas salían cada vez más deprisa y con mayor cantidad de sus diminutos ojos, y cómo su largo y rubio cabello le bajaba alborotado por los hombros. Decidió cogérselo en una coleta, suelto le molestaba y, así estaba mucho más cómoda. Una vez se lo hubo recogido pudo verse mejor la cara "vaya asco" pensó. Odiaba su pelo, vale, sí, el pelo no era precisamente lo más odioso de su ser pero, no le gustaba, le impedía ver con claridad aquel mundo de mierda que, al parecer, se había puesto en su contra. Volvió a mirarse al espejo y puso una expresión de asco hacia ella misma, hacia su persona. Lloró, no se gustaba a sí misma y, estaba segura de que tampoco les gustaba al resto, estaba harta, de sufrir y verse sufrir a sí misma, se daba pena.
Observó fijamente la figura que el espejo mostraba frente a ella con su reflejo y se dijo"hasta aquí hemos llegado" "esto no puede seguir así" "se acabó el sufrir por los demás". Las lágrimas terminaron de brotar y por un momento se sintió aliviada, aunque, este fuera mínimo.

Blanco o Negro.

Blanco o negro le decían.
¿Y por qué no gris? Se preguntaba ella continuamente.
Las respuestas no llegaban y su corazón cada día que pasaba se dividía más.
Esa triste elección le llevaba martirizando a lo largo de su bastante poco preciada vida.
Cuando era pequeña esta situación se le presentaba a la hora de elegir juguetes para Navidades, juegos, etc. O elegía una cosa o elegía la otra pero nunca podía elegir ambas a la vez y eso le hacía llorar.
Según fue creciendo, se dio cuenta de que esas elecciones que tanto la preocupaban, eran mínimas.
Poco a poco tuvo que ir eligiendo sobre asuntos de mayor complejidad y, a ella nunca le había gustado elegir, siempre que tenía que hacerlo temía equivocarse o cagarla, tenía miedo de defraudar a aquellos que la rodeaban.
Un mal día le llegó la peor de todas las elecciones, una muy amiga suya la dijo "si te vas con ella, no te me acerques". Aquella frase la dejó marcada, lloró toda la noche y, cuando por fin pareció que sus ojos ya no podían soltar más lágrimas una nueva oleada cayó. Su almohada se convirtió como muchas otras noches en su único consuelo, su diario secreto. Si algún día la almohada hablase y contase todas las noches que había sufrido con ella nadie se lo creería, nadie nunca habría pensado que la iba tan mal ya que siempre una sonrisa había disfrazado su rostro.
Ella no quería elegir; blanco o negro se decía pero, ¿por qué no gris? se lamentaba. Si elegía al blanco, se alejaría del negro y viceversa y, es que ambas habían llegado a ser tan importantes en su vida que, no podía elegir, no podía limitarse a perder a una de sus mitades.
Se preguntó qué había hecho para acabar en aquella situación, entre la espada y la pared. "No es culpa tuya" intentaba decirse a sí misma frente al espejo pero, el sentimiento de culpabilidad era mayor aún por momentos.
Se cuestionó cómo dos personas que juntas habían llegado a ser inseparables ahora podían odiarse tanto entre ellas; cómo dos que habían llegado a ser uno volvieran a ser dos; cómo el gris había podido convertirse en tan solo blanco y negro.
Preguntó a sus amigas qué hacer, cómo solucionar aquello y éstas, que nunca se habían visto en aquella situación, no sabían que decirla cómo ayudarla.
Unas se limitaron a no responder, otras a apoyarla hiciera lo que hiciera y alguna la dijo: " está claro, ponerte en esa situación no es de ser precisamente una buena amiga. Sabes qué tienes que hacer, otra cosa es que no quieras" Aquellas duras palabras la hicieron llorar aún más. Sí, tenía razón pero, una persona que tanto la había aguantado merecía otra oportunidad. Lo que sus amigas no entendían era que tanto blanco como negro la habían apoyado tanto que era incapad de elegir, no podía dejar a ninguna de lado porque, se vería medio vacía.
A la mañana siguiente se iba y, no quería marcharse sin antes haber arreglado aquello, ni haberse despedido o dicho adiós a esas muchachas que una vez tanto la habían aportado y de una sola tirada tanto la hicieron entristecer y llorar.
Todas aquellas risas y momentos vividos junto a ellas se habían perdido por culpa de un mal entendimiento, de una tonta discusión que las había enfrentado y que las había separado de ella. 
Las horas pasaban y la autoestima de la pequeña iba a peor, cada vez se sentía más culpable y eso la estaba matando, en un par de horas ella marchaba y aun no había solucionado nada, no, no estaba dispuesta a irse a su ciudad para no volver hasta el verano sin antes hablar con ellas, sabía que si no lo hablaban ella, ya no solo las echaría en falta sino que, también se sentiría mal y muy culpable por todo lo sucedido, aun sin tener culpa de nada.
Ella tan solo buscaba una respuesta, las lágrimas resbalaban por sus mejillas, lloraba en silencio oculta en el servicio.
Entonces su mano vibró, una, dos, hasta tres veces, eran mensajes de Negro, entrando en razón e intentando disculparse poniendo pequeñas escusas. Las lágrimas dejaron de salir de sus pequeños ojos y una media sonrisa empezó a dibujársele, no era una sonrisa entera porque aún le faltaban respuestas de blanco, necesitaba saber que opinaba frente al asunto, si estaba dispuesta a hablar con negro para arreglarlo, para solucionar un conflicto que las estaba distanciando cada vez más y más.
Estaba cansada, había dormido poco y mal comiéndose la cabeza, llorando y buscándole respuestas a ese maldito tema que la estaba matando, poco a poco.
Su cuerpo, que hasta aquellos momentos se había mantenido despierto y atento a todo lo que le rodeaba en aquellos instantes empezó a flaquear y a sentirse cansado. Parecía como si hasta que su mente no se hubiese relajado su cuerpo no lo había hecho
Su móvil volvió a vibrar, era blanco, esperaba que si que estubiera dispuesta a solucionar las cosas ya que en parte, se había metido en aquel lio por ella, por defenderla, por luchar por su nombre.
Por ella casi había perdido a otra gran amiga, pero, lo que había hecho no era ni la mitad de lo que hubiera estado dispuesta a hacer.
Por su gente, estaba dispuesta hasta a matar porque, si había algo que no soportaba era que sus seres queridos estuvieran pasandolo mal. A veces, este comportamiento tan propio de ella la hacía sufrir y llorar pero, eso no la importaba realmente.
Leyó el mensaje y se llevó una gran satisfacción, blanco había aceptado. Sonrió, pero esta vez de forma absoluta y completa. Hablaron durante minutos, quizás horas, la tristeza, la duda, la inseguridad, la soledad y el dolor habían desaparecido y la felicidad se habría paso entre miles y miles de lágrimas.

domingo, 3 de mayo de 2015

Quizás.

Quizás estaba rota y nadie lo veia. Puede que incluso fuera una rosa marchita. Nadie se daba cuenta pero ella sufría. Sufría el dolor de amar y no ser correspondida, el de no ser comprendida por nadie y el de aquella espina que cada día más se hundía en el fondo de su ser, de su alma, de su todo. Él era quien realmente le sacaba una sonrisa diaria, con sus bromas, con sus chistes, con sus tonterias y con los absurdos comentarios que habitualmente hacía. Pero, a pesar de ello él no la quería. Ella a él si pero, no era correspondida. Cada vez que la miraba, se sonrojaba y apartaba la mirada. Le costaba sostenerse en pie cuando él estaba cerca, las piernas le temblaban y su cuerpo flojeaba. Nadie se daba cuenta. Ni él, ni sus amigos, ni su familia, ni nada pero ella estaba rota y había perdido el rumbo de su vida.

Sola.

La lluvia resonaba contra el cristal mientras ella, como de costumbre miraba el móvil con recelo esperando algún mensaje. De alguien, de quien fuera. Nunca llegaba nada. Sus padres creían que le tenía mucho vicio al móvil, lo que no sabían era que ella no hablaba con nadie si no escribía. Escribía sobre lo que en aquellos momentos se le pasaba por la cabeza, cualquier cosa: la soledad, el sufrimiento, la alegría, el dolor.. Escribía para dejar plasmado lo que sentía y el como se sentía en alguna parte, para desahogarse y no retenerlo todo para si. Pero eso no era suficiente, ella se sentía sola. Sentía que, cada vez más a menudo, sus amigos o supuestos amigos pasaban de ella, que ya nadie la entendía, que todo su sacrificio nunca servía de nada. Sentía que los días cada vez eran más cortos y las noches llorándole a la almohada más largas, que su luz poco a poco se le apagaba y que nunca volvería a ser tan feliz como cuando era pequeña, que su cuerpo no podía soportar tanto dolor. Practicar deporte ya no le era suficiente para calmarse y las sonrisas cada vez eran más forzadas. Sus notas bajaban y ella no sabía que hacer para pararlo todo. El tiempo pasaba y ella seguía viviendo lo mismo. Para ella los días y las noches no pasaban, se le repetían. Todo era igual, nada cambiaba. Los días se le repetían y el sufrimiento continuaba.

Positividad.

Ella se sentía débil, como cualquiera en su situación pero,la verdad es que era la persona más fuerte que cualquiera había conocido. Había superado tres cánceres de mama y cada medio mes tenía que hacerse pruebas. Sus relaciones nunca habían sido acertadas por culpa de su mala suerte pero nunca lloraba, ni se dejaba ver en momentos de debilidad. Tenía que hacer ver a sus seres queridos que ella era fuerte para que a ellos les fuese menor la carga. No le gustaba verlos sufrir por ella.
Entró en la sala y como siempre la mandaron quitarse la camiseta y el sujetador, además de cualquier objeto metálico. Situó su pecho izquierdo en el escáner, esperó unos segundos, lo retiró y se volvió a vestir. Salió de la sala con la cabeza bien alta y con paso firme. No había sido para tanto, se dijo. Ya no tendría que volver hasta pasados seis meses. Era feliz, por lo menos en aquel momento, al pensar que tendria seis meses de libertad, y eso era lo realmente importante, la positividad.

Los amigos.

¿Que que es realmente un buen amigo para mi? Un buen amigo para mi es esa persona que está ahí aun sin estar, que no te falla y que cuando lo hace sabe como disculparse y remediarlo. Un buen amigo es aquel que a pesar de no saberlo todo sobre ti siempre atina porque conoce tu forma de ser, de pensar, y de hacer las cosas. Un buen amigo es alguien que te quiere y que no pone límites a lo que hace por ti, porque un buen amigo está dispuesto a sacrificar hasta su dignidad por los que quiere. Yo sé, que no siempre soy una gran amiga o la mejor amiga y esque desde luego de las grandes amigas ahora mismo pocas quedan. El intentar serlo ya es mucho y el conseguirlo es el triple. Lo malo esque a veces cuesta mucho ser una gran amiga cuando el otro o la otra te lo pone dificil y no lo es contigo. Yo creo que los amigos son como la familia e igual que la tratamos a esta debemos tratarlos a estos porque los amigos son tu gran familia, una gran familia que no te viene ya desde siempre sino una gran familia que nosotros elegimos. Porque, como muy bien dijo alguien una vez 'los amigos son la familia que elegimos'. Con el paso del tiempo nos vamos dando cuenta de que unos llegan y otros se van y que de aquellos que llegan no todos se quedan pero, los que se quedan, aunque no sean de siempre son los realmente importantes.

Cansada.

Cansada. Cansada de todo. De la gente. Cansada de ti. De que nuestras largas conversaciones que hacian pasar rápidamemte el tiempo se hayan quedado en un para de frases y se acabo. Cansada de que ya no tengamos temas de los que hablar y cansada, sobretodo, de que ya no hablemos todos los días como antes hacíamos.
Estoy cansada de ya no oirte y solamente leerte. Estoy cansada de todo lo que nos pasa en general. De que ya no sean las cosas como antes y que nuestra relacion siga yendo a peor con el paso de los días mientras mis sentimientos se mantienen constantes o aumentan.
Estoy cansada de la mierda de vida que llevo. De que mis problemas se sumen poco a poco. De que mi corazón y mi cerebro siempre me hagan pasarlo mal y sufrir. De que mi almohada esté empapada y de que nadie más sepa lo que me ocurre.
Estoy cansada de no saber expresar mis sentimientos y de guardarmelos todos para mi.
Estoy cansada de tantas cosas que me cuesta nombrarlas todas pero, si que puedo expresarlas con unas.pocas palabras: "tu y tus jodidas ganas de que todo acabe mal".

Se acabó.

Se secó las lágrimas y se levantó de la cama. Encendió el ordenador como solía hacer amenudo y se puso a escribir en su blog. Escribió sobre las pocas alegrías que llegaban de vez en cuando a su vida, sobre aquellas múltiples tristezas que pasaban muy de vez en cuando a saludarla y sobre el sufrimiento. Ecribió sobre el pasado y una ves hubo acabado escribió sobre el futuro, un futuro al que no le veía una buena salida.
Tras un par de párrafos rompió nuevamente a llorar. Su vida era una auténtica mierda, los días le iban de mal en peor y sus pensamientos la abrumaban. Le daba la sensación de que acabaría sola. Se hacía la fuerte delante de aquellos quienes, cuando la necesitaban, decían ser sus amigos. No le gustaba sentirse débil. Su única forma de olvidar por un momento todo y sonreir era el baloncesto, el simple echo de meter una insignificante pelota naranja por un aro del que colgaba una red la hacia feliz asi que, eso hizo. Se puso las deportivas y salió al patio. Hacía frío. No le importó. Tiró y tiró a canasta hasta que no pudo más y se sentó en el suelo. Reflexionó. Reflexionó y pensó el por qué de todo lo que le pasaba. Se le ocurrió que podría ser por el físico "no, imposible" se dijo. Ya había tenido problemas con eso y sus padres se estuvieron planteando llevarla al psicólogo. No podía ser por eso, no. Algo era pero, ¿qué? ¿Qué había hecho? "¿Sacar buenas notas?" Se preguntó. Tampoco era eso. Pero, ¿entonces? ¿Qué era? Lo había probado todo: había cambiado su forma de ser en más de una ocasión, había bajado sus notas, había adelgazado.. ¿y si...?¿Y si era simplemente por ser ella? No podía ser. Algo no cuadraba. Reunía casi todas las buenas cualidades y se esforzaba por conseguir ser las que no era pero, no era fácil. La gente se reía o le daba la espalda. Poca gente la apoyaba y ser un paño de lágrimas para algunos no le servía para que esos algunos lo fueran para ella.
Entonces se le ocurrió la solución a todos sus problemas. Subió a su habitación y rebuscó entre los cajones. Sacó algo parecido a una fotografía y escribió algo en el dorso. Recogió su cuarto y colocó la mochila. Sobre la cama dejó una caja con cosas que dar. Apagó el ordenador y sobre la mesa dejó en un post-it escritas las contraseñas de sus redes sociales, de su móvil y de su caja fuerte. Lo dejó todo colocadito, se arrimó al balcón, cogió aire y se dejó caer. No dijo adiós porque no necesitaba despedirse de nada. Solamemte de alguien. Pero, eso ya lo había echo hacía mucho.